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¿Qué te llevó a ser diseñadora?

Mi sueño no era ser diseñadora, era ser arquitecta, mi madre estudió arquitectura y crecí viendo lo genial que era su profesión así que siempre pensé que seguiría sus pasos. Yo vivía en un pequeño pueblo del centro de Cuba donde la formación vocacional era bastante escasa, para ser sincera ni siquiera sabía que en Cuba se estudiaba diseño. Intenté obtener la carrera de arquitectura pero no aprobé las pruebas de aptitud que hacían para entrar a esa facultad, y por medio de un amigo conocí al único diseñador que se había graduado de diseño industrial en mi pueblo. Por el conocí que existía esa posibilidad y me encantó la idea cuánto empecé a investigar sobre qué se trataba. Así que puse mi mayor esfuerzo para obtenerla y fue así que entre al ISDi (que es la facultad de diseño de la Universidad de La Habana). Estudié allí Diseño de Comunicación Visual. Y durante esa etapa descubrí además mi verdadera pasión el diseño de experiencia de usuario.

¿Qué es lo que te inspira para crear?

Me inspiran los problemas, suena dramático pero es así 😄. Soy una observadora empedernida y me encanta espiar de lejos como las personas interactúan con el mundo, sobre todo con sus dispositivos (viene por defecto en mi sistema de diseñadora UX). Entonces además me inspiran las personas. Me inspira salir y respirar y pasear por la ciudad sin rumbo, solo observándolo todo.

¿Cómo es tu día típico de trabajo?

Bueno mi día de trabajo empieza un poco antes de sentarme a trabajar. Para empezar un poco de Gym, porque es el único ejercicio físico del día, y luego un café. Realmente eso es lo más típico. Por lo demás trato de variar porque no me gusta hacer lo mismo todos los días, me gusta cambiar de área de trabajo, un día trabajo tranquila en mi escritorio, otro día me siento cómoda en un sofá, y otro me siento en el piso con montón de papeles. Mi mente es muy dinámica y si mi cuerpo no la acompaña se atrofia 😉.

¿Qué significa para ti ser una mujer latina en la industria del diseño?

En mi caso lo más complicado fue estudiar en un país en el que solo tenía 100 mb de internet para todo un mes, un país bastante aislado de la actualidad del diseño y del mundo. Y luego todos me daban por loca cuando descubrí el diseño de interfaces gráficas cuando en Cuba ni siquiera había acceso a internet más allá de las empresas o las universidades. El reto fue utilizar bien los pocos recursos que tenía y estudiar por mi cuenta, y con estudiar no me refiero a pasar un curso online, porque con el internet que tenía no podía ni ver un video en YouTube, me refiero a ir a una wifi pública y abrir 300 pestañas de médium en el navegador y a leerme todos los libros que veía como recomendados. Luego lo más genial fue encontrarme con otro ser frustrado como yo, un desarrollador genial con el que comparto mi vida y con el cual empecé a compartir sueños de nuevos productos a crear, así comencé a poner en práctica toda la teoría que tenía atragantada y empecé a interactuar de verdad con los usuarios.

¿Qué sueñas lograr en tu carrera?

Mis planes… Crecer, seguir estudiando y lograr que en las empresas dónde trabaje realmente se le dé la importancia que merece el diseño para los usuarios.

¿Qué consejos darías a aquellas mujeres latinas que quieren entrar en la industria del diseño?

Si realmente sienten que les gusta que comiencen hoy mismo, hay muchas opciones para empezar más allá de las universidades. Pero si empiezan que siempre recuerden mantener los pies en la tierra y estar claras que todo lo que harán será significativo para muchas personas.