¿Qué te llevó a ser diseñadora?
Durante la infancia cultivé un profundo amor por el arte y el medio audiovisual. Empecé en el diseño a los 21, cuando una fractura en la pierna me sirvió como excusa para dejar una carrera universitaria que en su momento elegí sin vocación porque no creí que pudiera vivir de un trabajo creativo, pero si dejaba la facultad ¿qué iban a pensar los demás de mí? Durante el tiempo en reposo, mi hermana me regaló una tableta para ilustrar, y eso era todo lo que hacía. Entendí que si no intentaba dedicarme a lo que quería, iba a llevar una vida muy frustrante. En los meses que siguieron, conseguí mi primer trabajo en tecnología, donde pude ver cómo los diseñadores UX, además de crear algo que se veía hermoso, encontraban soluciones creativas para mejorar la experiencia de las personas que interactuaban con los sistemas, a la vez que aplicaban el conocimiento de diversas ramas de las ciencias sociales para comprender la conducta humana. La interdisciplinariedad que caracteriza a la experiencia de usuario me hizo elegir este trabajo que se nutre de todas las áreas por las que siempre sentí una gran curiosidad y pasión. Cuando pienso en el impacto social de esta profesión y la posibilidad de crear experiencias bellas y enriquecedoras para las personas, me siento afortunada de esa fractura que me hizo cambiar de rumbo.
¿Qué es lo que te inspira para crear?
Tuve la suerte de trabajar y estudiar con profesionales que admiro y quiero mucho de las artes escénicas, visuales y la industria audiovisual. Me enseñaron a pensar el proceso creativo de muchas formas, y fue esa suma de visiones la que me sirvió para concebir el diseño desde otro ángulo y aplicar el conocimiento de sus respectivas áreas a la hora de pensar en lo que se van a llevar los usuarios de nuestro producto. En este trabajo, la inspiración más grande es la necesidad de las personas y su satisfacción al interactuar con las resoluciones que hemos ideado para ellas. La dimensión subjetiva, cognitiva y emocional de lo humano atraviesa todas las aristas del diseño UX y en la medida que podamos percibir y escuchar a los demás, siempre vamos a encontrar inspiración en ellos. Estamos en pleno auge de la disciplina y esta expansión es la que está permitiendo que tengan su intervención y cobren cada vez más importancia cuestiones impostergables como la accesibilidad, la perspectiva de género o la sustentabilidad, por nombrar algunas.
¿Cómo es tu día típico de trabajo?
Un día en mi trabajo es como cualquier otro en el ámbito de la tecnología, con la particularidad de que formo parte de un equipo excepcional. Vuelvo a resaltar la importancia del factor humano porque el buen humor, la cooperación y la empatía crean vínculos laborales que fomentan el crecimiento profesional y personal por encima de las dificultades. Trabajo con desarrolladores y una analista funcional que son personas maravillosas, extremadamente inteligentes y no tienen problema en compartir su conocimiento, además de que no pasamos un día sin divertirnos. Tenemos un líder a quien admiro y respeto profundamente como profesional y como persona, y creo que tengo el privilegio de querer hablar del equipo cuando pienso en un día de trabajo porque es mucho más difícil conseguir esto que las líneas de experiencia en el CV. Los días que trabajo desde casa, tengo este desorden en el escritorio, igual que los días de oficina.

¿Qué significa para ti ser una mujer latina en la industria del diseño?
Las diseñadoras de Latinoamérica se encuentran con varias barreras, o desafíos si se quiere ver así, empezando por el idioma. Hoy en día es indispensable saber inglés para capacitarse o acceder a material de estudio proveniente de instituciones de alto nivel. También tenemos una brecha de género en tecnología por la cual se está haciendo un esfuerzo enorme para fomentar la participación de mujeres en IT: en Córdoba, las chicas de Mujeres en Tecnología hacen un trabajo excelente de acompañamiento, capacitación e inserción laboral. El crecimiento de estas oportunidades está posibilitando que cada vez más mujeres demuestren su alto nivel profesional y soy muy optimista en que esto va a seguir creciendo en el futuro. En cuanto al diseño UX, ser latinoamericanas implica pensar al usuario desde nuestra identidad y cultura, y en ese sentido, hay un trabajo de investigación muy interesante cuando los proyectos están destinados a esta parte del mundo.
¿Qué sueñas lograr en tu carrera?
Me gustaría terminar de leer algún día toda la pila de libros que tengo guardados. Ahora estoy leyendo Designing with Sound de Amber Case y aporta una mirada muy provechosa de la aplicación de estímulos sonoros a la experiencia de productos digitales, como éste hay mil libros más por descubrir. No sé qué va a pasar en el futuro pero espero nunca perder la creencia de que todo lo que hagamos va a generar un impacto en la vida de las personas y quisiera que esta convicción motive a los demás.
¿Qué consejos darías a aquellas mujeres latinas que quieren entrar en la industria del diseño?
Les aconsejo que lo hagan, no importa su edad o su actual carrera. Estamos viviendo el mejor momento para sumarse al mundo del diseño UX y van a descubrir una especialización perfecta para ustedes si no son dos, tres o más, porque las posibilidades de este campo son inagotables. También sugiero que se equivoquen mucho, sean curiosas y buenas compañeras.